Seguimos en nuestras congregaciones, a través de radio y TV, orando, ayunando y predicando a tiempo y fuera de tiempo, pero también usando la sensatez que Dios nos ha dado, acatando las ordenanzas gubernamentales ordenadamente, según lo que hemos aprendido
«Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos»
Romanos 13:1-2