La Biblia es un libro que narra la historia de la humanidad y de la relación de Dios con su pueblo. En sus páginas encontramos relatos de mujeres que desempeñaron un papel importante en diferentes momentos y contextos. Ellas fueron esposas, madres, hijas, profetisas, juezas, reinas, discípulas y misioneras. Algunas fueron vencedoras, otras sufrieron injusticias y opresión. Todas ellas nos muestran facetas de la condición femenina y de la voluntad divina.
En la vida de Jesús, el hijo de Dios, las mujeres tuvieron una presencia significativa. Ellas le siguieron, le sirvieron, le escucharon, le defendieron y le amaron. Ellas también fueron testigos de su muerte, de su sepultura y de su resurrección. Fueron las primeras en recibir el anuncio de que el Señor había vencido a la muerte y las primeras en proclamarlo. Ellas representaron valentía, fidelidad y esperanza.
La mujer recibió junto con el hombre la misión de dominar la tierra y poblarla. De allí que la maternidad era una dignidad y los hijos una bendición de Dios. Sin embargo, la historia humana está marcada por el pecado, que trajo consigo la ruptura de la armonía original entre el hombre y la mujer. La orden de colaborar en el dominio de la tierra fue dejada de lado en una sociedad dominada por el hombre, que relegó a la mujer a un papel secundario y subordinado.
A pesar de esto, la mujer no perdió su esencia, que la caracteriza como amorosa, dulce y bondadosa. Su corazón está confiado en Dios y en su familia. Ella es capaz de sacrificarse, de trabajar, de cuidar, de educar y de inspirar. Ella es una fortaleza y una confianza. Ella tiene un gran potencial que debe ser reconocido y valorado.
Hoy, en el siglo XXI, la mujer sigue enfrentando desafíos y dificultades. La violencia, la discriminación, la pobreza, la explotación y la falta de oportunidades son algunas de las realidades que afectan a muchas mujeres en el mundo. Sin embargo, también hay signos de esperanza y de cambio. La mujer ha logrado avances en el ámbito político, social, económico y cultural. La mujer ha demostrado su capacidad de liderazgo, de creatividad, de solidaridad y de transformación.
La mujer cristiana tiene un modelo a seguir: María, la madre de Jesús. Ella fue la elegida por Dios para ser la madre del Salvador. Ella aceptó con fe y humildad el plan de Dios para su vida. Ella acompañó a su hijo en su misión, hasta el pie de la cruz. Ella recibió el Espíritu Santo junto con los apóstoles y se convirtió en la madre de la Iglesia. Ella es la mujer que dijo sí a Dios, la mujer que alabó a Dios, la mujer que guardó todo en su corazón.
Desde la plataforma digital Infoluz nos unimos y bendecimos a todas las mujeres del mundo y a la de este equipo que día a día se esfuerzan realizando un hermoso trabajo para agradar a Dios y a todos los lectores. Queremos reconocer su aporte a la evangelización, a la familia, a la sociedad y a la historia. Queremos celebrar su belleza, su dignidad y su vocación. Queremos animarlas a seguir siendo testimonios de fe y de valor, como lo fueron las mujeres de la Biblia.