La gran pregunta de hoy:
Bendiciones, Pastor. Necesito un consejo. Mis hijos son creyentes y ellos ven a otros jóvenes que no lo son prosperar. Ellos se ven que hacen esfuerzo para lograr algunos propósitos, pero algo sale mal y no lo logran conseguir. Así que se sienten mal por eso. ¿Con qué puedo aconsejarles?
Anónimo
Respuesta del Hno. Puertas:
Diles que el Rey David también fue joven y tenía todas esas inquietudes. Casi se descarrió. Casi resbalaron sus pies viendo la prosperidad de los malos. Pero el remedio fue entrar en el secreto de Dios –seguramente se metió unos siete días de ayuno–, y entendió el fin de ellos.
Nota: Así como se engordan los cerdos –no se matan antes de engordarlos bien gordos– para picarlos en pedazos y echarlos a la paila.
Por favor, pídeles que lean Salmos 73:1-8, y 12 al 18.
Diles que recuerden la orden que Dios le dio a su siervo David (Salmos 37:4-11).
Nota: eso no sucede de la noche a la mañana, sino en el tiempo de Dios.
Sansón se fue de las primeras, y le sacaron los ojos, por unirse a una filistea, ¡y terminó con los escombros del templo filisteo sobre su cabeza!
Gracias a Dios que el hijo pródigo despertó a tiempo y, saliendo del chiquero, regresó al lado de su padre, ¡donde fue recibido con amor y misericordia!
